Historia del Ejército
El crecimiento y la grandeza de Roma son debidos a su excelente disposición militar, en los principios de Roma los hombres servían en el ejército según sus propiedades y riquezas y no recibían ninguna compensación por el servicio prestado, esto hacia que los más pobres fueran excluidos del servicio, para su reclutamiento cada 5 años los censores distribuían a la población en cinco clases con licencia para llevar armas.
La formación primitiva del ejército desde sus principios era una copia de la compacta y cerrada falange griega compuesta por lanceros armados, más tarde con las luchas contra las tribus montañesas y los celtas el ejército se organizó en legiones, formaciones más flexibles y fueron substituidas las lanzas por espadas y jabalinas.
Con Mario llegaron los primeros grandes cambios en el ejército, hizo llevar a cada legionario todo su equipo (aprox. 35kg.) eliminando así el largo convoy con todo el equipo y suministros que dificultaba la marcha del ejército, otro cambio introducido por Mario fue eliminar cuatro de los cinco estandartes que identificaban las legiones dejando únicamente el águila como símbolo de todo el ejército, aunque cada legión adoptaba símbolos propios.
En el año 396 a.C. se implantó por primera vez el servicio militar remunerado, aunque se seguía reclutando a los ciudadanos solo cuando era necesario su servicio sin que hubiera un ejercito profesional permanente que no llegaría hasta la llegada de Augusto al poder aunque se seguiría manteniendo la práctica del reclutamiento. Hacia el año 107 a.C. se empezó a aceptar a los ciudadanos más pobres y con Augusto el enganche quedó abierto a toda la población libre del Imperio, quedando este dividido entre legiones y tropas de élite que eran reservadas a los ciudadanos romanos y los auxilia donde eran integrados el resto de la población del Imperio.
Otros cambios realizados por Augusto que percibió que el ejército que tenía era insuficiente para las exigencias de un imperio creciente fueron determinar el número de legiones en 28 (150.000 hombres) complementadas con un número prácticamente igual de fuerzas auxiliares, organizando así una especie de segundo ejército con reclutamientos provinciales no provistos de la ciudadanía romana.
Los cuerpos auxiliares fueron un enorme elemento de romanización debido a que eran reclutados los hombres en disposición de luchar del mismo grupo étnico y en no pocas ocasiones de reciente sometimiento y eran trasladados a frentes alejados de sus hogares consiguiendo perder al cabo de los años su carácter nacional y quedando romanizados, con su licenciamiento se les era otorgada la ciudadanía romana.
Con Adriano “el Limes” (límite) alcanzó su máximo potencial como sistema de defensa de los limites del Imperio convirtiendo las fronteras en una línea continua de fortificaciones y puestos de vigilancia, este sistema dividió el ejército y lo convirtió en un conjunto de ejércitos regionales estacionados permanentemente; Estos ejércitos regionales atraían sobre sí una población civil que se establecía cerca de los campamentos militares para aprovechar las necesidades de provisiones y diversiones de los soldados haciendo que en ocasiones estas aglomeraciones dieran lugar a ciudades.
Los soldados tenían prohibido el matrimonio de hecho cuando un hombre entraba en servicio si estaba casado el matrimonio quedaba legalmente anulado aunque muchos soldados se establecieron con mujeres locales y formaron sus propias familias, esta disposición cambió con Septimio Severo que permitió contraer matrimonio a los legionarios.
Severo Alejandro fue el primer emperador en establecer los “Castellani” veteranos que se les facilitaba tierras en las fronteras facilitando de esta manera una vinculación soldados-colonos, con Severo también llegó también la barbarización de los ejércitos.
Diocleciano cambió el número de legiones y lo aumentó hasta formar 60 unidades. Con Constantino se introdujeron los últimos cambios, aumentando los contingentes móviles mientras reducía la fuerza de los Limitanei.
El creciente reclutamiento de bárbaros (los Foederati) en el ejército contribuyó a la mayor barbarización de los efectivos, así al final de su historia Roma era defendida por los mismos bárbaros por los que había creado y desarrollado un ejército que se acabó disolviendo junto con Roma que sucumbía agotada bajo la fuerza de las invasiones germánicas del siglo V.
Organización del ejército
Después de cambiar el modelo griego de la falange griega que mantenía desde sus
principios, la legión se transformó en la unidad base del ejército romano,
aunque originalmente la palabra legión se aplicaba a todo el ejercito, esto fue
cambiando hasta que en el siglo I a.C.
Una legión estaba formada por 5.120 hombres dividida por 10 cohortes formadas
por 480 hombres, las cohortes a su vez de dividían en 10 centurias de 80
hombres cada una, aunque cabe destacar que la primera cohorte de la legión
formada por los mejores hombres estaba formada por 5 centurias dobles de 160
hombres.
Las centurias las formaban por 10 Contubernia (grupos de 8 hombres que
comparten una tienda de campaña).
Un Centurión figuraba al mando de cada una de las centurias, aunque acataba las
órdenes de los tribunos.
La unidad más pequeña capaz de emprender cualquier acción era formada por dos
centurias y recibía el nombre de Manípulo o puñado.
El comandante en jefe era el Legatus Legionis (de orden senatorial) que
disponía de un estado mayor formado por un prefecto y seis lugartenientes
(Tribuni Legionis) cinco que pertenecían a la orden de los caballeros y otro
perteneciente a la clase senatorial, esta practica hacía que hubiera una falta
de profesionalidad en los estamentos superiores, falta que era cubierta por los
centuriones, la verdadera espina dorsal del ejército romano.
Las tropas auxiliares estaban organizadas en unidades de infantería (Cohortes)
compuestas de 500 a 1000 hombres por unidad, organizados en 16 o 24 turmas, o
en cohortes mixtas de 6 a 10 centurias mas 3 o 6 turmas, de éstas saldrían
también los escuadrones de caballería (Alae).
Al mando de las tropas auxiliares se encontraban oficiales romanos del orden
ecuestres (praefecti) los auxiliares nunca alcanzaron el estatus de legionario
y percibían un salario inferior.
A mediados de la época republicana, las legiones se estaban divididas en las
siguientes unidades:
Caballería o Equites. La más prestigiosa de todas las unidades. Cada
jinete pagaba todo su equipamiento que consistía en su armadura, espada,
jabalinas, casco y un escudo redondo como protección. El Decurión era el
oficial al mando de la unidad.
Junto a esta caballería se encontraba otra más liviana compuesta de ciudadanos
reclutados más jóvenes y pobres, que no podían entrar en la Equites por su
pronta edad.
Infantería liviana o Velites. Eran las unidades que se encargaban
de lanzar las jabalinas y hostigar al enemigo. Provenientes de los estratos más
pobres, los Velites no tenían una función básica asignada durante la batalla,
siendo utilizados dependiendo de la necesidad del momento.
Infantería pesada. La unidad básica de la legión y la más conocida
de todas. Compuesta de ciudadanos que se podían pagar el equipamiento de
armadura, Pillum, casco, escudo y Gladius. La infantería se subdividía
dependiendo de la experiencia de los legionarios.
- Los
Hastati. Los
más jóvenes de todos, se situaban en la línea delantera.
- Los
Principes. Legionarios
que rondaban la treintena, componían la segunda línea de la legión.
- Los
Triarii. Formado
por los más veteranos, solo entraban en combate cuando la situación lo
reclamaba.
·
La Vida en el Ejército
Las principales diversiones en los campamentos eran las casas de baño, donde
los soldados tomaban vino y cerveza y aprovechaban para jugar a los dados e
incluso para degustar algunos platos que no formaban parte de la dieta diaria
del cuartel.
El soldado no solo debía conocer el oficio de la guerra sino que debía dominar
otros oficios como sembrar, criar caballos y recolectar cosechas, también debía
conocer algo del oficio de artesano para poder reparar y fabricar armas, además
de manejar pico y pala para cavar fosos, construir campamentos, levantar muros
y socavar las murallas enemigas.
“El servicio militar es duro y poco provechoso. Tu cuerpo y tu alma se
valoran en unas cuantas monedas por día; con esta limosna tienes, además, que
pagar la ropa, las armas y las tiendas de campaña, así como los sobornos para
los centuriones que son demasiado crueles y poder librarte así de encargos
pesados”Percenio (líder de un motín contra Tiberio 14 d.C.).
Existían de todas maneras ciertas ventajas en el oficio de soldado, una paga
fija muy superior a la de cualquier campesino, un servicio medico y después de
la derrota del enemigo muchas veces se presentaban ocasiones para el saqueo.
Al licenciarse del servicio -20 años para los legionarios, 16 para la
guarnición de Roma, 25 para los auxiliares y 26 para los marineros- a los
soldados se les otorgaba el título de Veteranus y recibían
una parcela de tierra o una buena cantidad de dinero equivalente a 12 años de
paga. Además recibían pagas extras al inicio de cada mandato de un nuevo
emperador, costumbre establecida por el emperador Claudio. Para los auxiliares
su principal recompensa era recibir la ciudadanía romana.
El Entrenamiento:
Alojados en los barracones del campamento, eran reunidos en la unidad básica,
compuesta por ocho soldados (Contubernio). Cada Contubernio era como una
familia que debía convivir junta durante todo el tiempo.
Esta unidad mínima contaba con una mula que se usaba para cargar la tienda de
campaña, el molino del trigo y los utensilios y herramientas que no tenían que
llevar a cuestas ellos mismos.
Para poder llevar todo el pesado equipamiento, los legionarios entrenaban
realizando duras marchas cargando cestos rellenos de piedras. Montar a caballo,
natación, maniobras básicas diarias, etc. Formaban también parte del
entrenamiento básico de un legionario.
Un Día de entrenamiento:
Antes de la salida del sol se tocaba diana y todo el mundo debía ponerse en
marcha. Antes de formar los barracones debían estar limpios y en perfecto
estado para la inspección. Luego del desayuno, se preparaban para las largas
marchas diarias. Una pausa para comer y de vuelta al entrenamiento, ensayando
tácticas de batalla. Al finalizar el día los legionarios se relajaban en los
baños, cenaban y aprovechaban el tiempo libre que les sobrase.
Una vez pasadas las duras y agotadoras primeras semanas a los legionarios que
aún quedaban, se les permitía entrenar con armas de madera que pesaban el doble
que las reales para poder fortalecer los brazos acostumbrándolos así a entrenar
con mucho más peso.
Una vez pasado todo este calvario a los legionarios restantes se les entregaba
definitivamente las armas reales con las que entrenaban duramente hasta que su
uso se convertía en un acto reflejo automático.
El día a día en el campamento:
·
En su
tiempo libre los legionarios se dedicaban a ir a los baños, jugar, beber, trapichear
y haraganear por las calles.
Si el campamento se convertía en permanente, los barracones crecían y pasaban
de ser construidos de madera a ser construidos de ladrillo y no tardaban en
crecer ciudades alrededor del campamento, aportando más variedad de diversión
en el tiempo libre de los legionarios.
Aunque los legionarios tenían prohibido casarse en las legiones acantonadas se
hacía la vista gorda, dejando que se juntaran con su familia legalizando su
estado tras su licenciatura del ejército.
En cuanto a la sanidad en cada campamento romano contaban con un hospital, el
Valetudinarium, donde eran tratados. Los instrumentos médicos encontrados en
excavaciones demuestran que prácticamente eran iguales a los usados hoy en día.
Armas y Tácticas del ejército romano
En el imperio romano la disciplina de la guerra era
considerada una ciencia y un arte, el entrenamiento constante hacía del
ejército romano uno de los más temibles y era el gran responsable de sus
éxitos.
El combate del ejército romano:
El ejército romano se preparaba para el ataque usando una formación básica,
usando una vanguardia de Velites (infantería ligera) y a continuación se
encontraba la infantería dispuesta en tres líneas, los Hastati, los Principes y
los Triarii (Veteranos) que solo entraban si era necesario su intervención. A
la derecha de la infantería se situaba la caballería y a su izquierda la
caballería de los aliados.
Una vez presentada la batalla los generales lanzan en primer lugar a los
Auxiliares bárbaros debido a que eran considerados como mas substituibles, si
estos eran rechazados intervenían los legionarios y si no aún así no se
conseguía la victoria eran reclamados los Pretorianos que formaban la élite del
ejército.
En la batalla ante el enemigo el ejército se presentaba como una muralla
formada por los escudos de los soldados erizada por sus jabalinas. Se esperaba
el avance enemigo hasta que se acercaran a unos 20 metros de la primera línea,
momento en el que la primera línea lanzaba el Pilum. Si igualmente el enemigo
seguía avanzando la segunda línea lanzaba su arma.
A la orden de ataque, la primera línea los soldados avanzaban escudo con
escudo, mientras los de la segunda línea protegían a los de la primera con sus
propios escudos colocándolos sobre sus cabezas.
Antes del contacto, si era necesario se arrojaba el escudo contra el enemigo,
para atacarlo con la espada inmediatamente después. Los legionarios entrenados
para el combate cuerpo a cuerpo buscaban un punto débil al enemigo para atacar
con la espada. Con una herida de 10 centímetros de la Gladius (espada romana)
bastaba para dejar fuera de combate al enemigo.
Si la primera línea no era suficiente, la segunda atacaba por los espacios
dejados por la anterior, mientras la primera retrocedía para reabastecerse de
lanzas y escudos.
Asedio del ejército romano:
Para el asedio eran también utilizados torres para los arqueros, arietes para
abrir brechas en las murallas o terrazas y torres móviles que contaban con un
puente levadizo para poder escalar los muros.
Otra de las tácticas usadas para el asedio era rodear con dos muros a la ciudad
sitiada, uno interior para evitar salir a los sitiados y otro exterior para
evitar el acceso a posibles fuerzas auxiliares.
Armas
Una de las ventajas del ejército romano frente a su enemigo era su
planificación y su gran armamento listo para cualquier ocasión, para el ataque
disponían de escorpiones, onagros, tortugas... que consistían en catapultas que
proyectaban con gran precisión piedras, dardos o jabalinas.
El Onagro:
Era una arma de asedio del estilo catapulta que se usaba para lanzar piedras a
las murallas enemigas y destruir torres de defensa en los asedios. La primera
referencia de esta arma es del griego Filón en el año 200 a.C.
Ballista o Balista:
Arma de asedio similar a una ballesta pero mayor en tamaño. Se usaba para
disparar grandes piedras durante el asedio. Debido a su gran tamaño eran
necesarios varios hombres para su manejo.
Escorpiones:
Los escorpiones romanos, maquinas pequeñas, era la arma más terrible, muy fácil
de manejar, lanzaba proyectiles de hierro fino a distancias de 400 metros. Los
Legio Scorpio eran los legionarios que las manejaban. Fueron usados por primera
vez en el asedio de Avarico, durante las campañas de Julio César. Desde ese momento,
cada legión contaba con al menos 40 o 50 legionarios escorpiones.
Ariete:
El ariete era usado para romper las puertas o las murallas durante el asedio.
En su forma básica estaba formado por un tronco que era cargado por varios
soldados. En sus formas más sofisticadas eran impulsados por cuerdas dentro de
un marco de madera, al ser mayores de tamaño eran necesarios más soldados para
su uso. En el segundo caso este ariete podía estar protegido con cubiertas para
evitar ser atacado por los defensores mientras era usado. También se podían
apoyar sobre rodillos, dando una mayor velocidad al ariete antes de golpear a
su objetivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario